::: 25N: CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA Y EL PATRIARCADO :::

15203387_10154393590824475_2356298900693239710_n

Como cada año, el 25 de noviembre se lleva una reivindicación a las calles con motivo del día internacional contra la violencia de género. Desde CNT creemos que esto debe ser una lucha constante que no debe visibilizarse un solo día. La violencia machista está presente los 365 días del año.
La violencia de los hombres hacia las mujeres es fruto de una manifiesta relación de poder. Poder del hombre sustentado por una sociedad que cada vez más se posiciona en contra de los asesinatos pero a la que le cuesta admitir que otras violencias, las sutiles, los micromachismos forman parte de todo un sistema de control aplaudido y sustentado por la costumbre, la educación, por todos y todas (en su generalidad)
Roles de género en los que a las mujeres se nos otorga un papel de sumisión e inferioridad. Callada estás más guapa, sé paciente que ya cambiará, solicita una reducción de jornada laboral si la vida, tu vida, no se estira lo suficiente para atender todo el entramado de cuidados. Chistes y bromas que te humillan, comentarios que minan tu autoestima. Estamos programadas para soportar, para callar, para esperar, para pensar que si algo falla en una relación, nosotras tenemos gran responsabilidad en ello.
La cara más cruda de la violencia patriarcal es el asesinato. Pero violencia machista no sólo implica asesinatos, golpes, partes médicos y un largo, enfarragoso y a veces poco resolutivo sistema de protección. Escasos recursos específicos para dar respuesta a situaciones límite de posibilidad de ser asesinada, y poco más.
No queremos huir de nuestro posible asesino con nuestros hijos y perder a nuestra familia, amigos, trabajo. No queremos que nuestras hijas e hijos sigan viendo y conviviendo con el padre al que han visto golpear a su madre. No queremos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que nos hacen, a veces, recapacitar si la decisión adecuada es interponer una denuncia, cuando has tomado la dura decisión de hacerlo. No queremos repetir mil veces qué nos ha ocurrido en Centros de la Mujer, Servicios Sociales, Abogado, Juzgado…. y sentirnos juzgadas por haber aguantado tanto.
Sabemos que cuando se llega al golpe, antes todo un entramado de relaciones y afectos alientan y permiten otras agresiones, las sutiles, las que son pero no son.Y en esto todas y todos somos responsables de mantener todo un sistema de valores que perpetúa la violencia y las relaciones de poder.
Sólo se cambia, si te ves obligado, obligada a cambiar. No seas cómplice con tu silencio, con inhibirte porque a tí no te toca. El vacío social es una herramienta poderosa. No permitas que juzguen y excluyan a tu amiga por salirse de la norma de lo que le corresponde «hacer a una mujer». No permitas que griten a una compañera de trabajo, porque tu otro compañero es así, porque el pobre es que pierde el control. No permitas que infravaloren, humillen, falten el respeto jamás a nadie, a ninguna mujer. Con las y los amigos, con las y los compañeros de trabajo, con los y las compañeras de lucha, con la familia.
La violencia machista no es ajena a la situación de dependencia económica de las trabajadoras, a la brecha salarial, al acoso laboral, al paro, a un sistema de protección social que discrimina a las mujeres, en definitiva a la explotación laboral y la precariedad y sus consecuencias de falta de autonomía y libertad que afecta muy especialmente a las mujeres trabajadoras, y que necesita que la violencia machista en todos sus aspectos, se enfrente de forma contundente desde el ámbito sindical.
Queremos espacios libres de violencia. Queremos ser libres y ser como queramos ser, no como nos dicen que tenemos que ser por haber nacido mujeres. En el trabajo, en los afectos, en las convivencias. Todas y todos tenemos la responsabilidad y el poder de cambiar las reglas del juego patriarcal.

Queremos ser respetadas y por eso somos respetuosas. No es No y Si es Si.

¡CONTRA EL PODER PATRIARCAL. NO SEAS CÓMPLICE, ACTÚA!