Desde la CNT, ante el recrudecimiento de la situación en Gaza, Cisjordania y el brutal ataque a la Flotilla de Gaza, lanzamos un llamamiento urgente a nuestra afiliación, a la clase trabajadora en su conjunto y a todas las personas solidarias a sumarse y participar activamente en las protestas que tienen lugar estos días en todo el Estado.
¡Ya basta de silencio y pasividad! Ante la injusticia, la opresión y la complicidad de los Estados y sus élites, la única respuesta posible es tomar las calles con decisión y contundencia. La lucha del pueblo palestino es también nuestra lucha: contra el genocidio, contra la ocupación, contra el colonialismo y contra la explotación.
Como sindicato anarcosindicalista, no miraremos hacia otro lado. La solidaridad internacionalista no es una palabra vacía: es nuestra práctica y nuestra fuerza. Por eso, llamamos a toda la afiliación y a toda la clase trabajadora a: Inundar las calles con una participación masiva en las manifestaciones y concentraciones.
Organizarnos en los centros de trabajo y de estudio, extendiendo la llamada a cada compañera y compañero. Hacer oír la rabia popular, con un mensaje firme: ¡fin al genocidio, al bloqueo, a la ocupación y a la complicidad de nuestros gobiernos con esta masacre!
No es solo una denuncia: es un acto de combate y de solidaridad de clase. Tenemos que demostrar, una vez más, que la CNT es un sindicato de lucha y que está a la altura de los retos históricos. ¡Si tocan a un pueblo, respondemos todas!
Exigimos a los gobiernos occidentales que cesen inmediatamente el suministro de armas y apoyo logístico al Estado de Israel, y que rompan su colaboración con este genocidio. Pero, sobre todo, demostraremos nosotras y nosotros, la clase trabajadora, que la solidaridad no es una palabra vacía: se practica en la calle, en la lucha y en la acción directa.
¡Por la libertad del pueblo palestino! ¡Que viva la solidaridad obrera internacionalista!
Ya tenemos de vuelta en el sindicato el periódico CNT, el número 440.
En este número contamos con artículos sobre la situación actual de las compañeras de La Suiza; la huelga y despidos en el servicio público de la grúa municipal de Sevilla; dossier «ni dios, ni amo» con aportaciones de, entre otr@s, José Luis Velasco, Julio Reyero, Ana Sigüenza, Cristina Cobo, etc.
También sobre la situación en Gaza; «abajo el colegio» sobre la educación y la autoridad; la primera parte de un artículo sobre inteligencia artificial; y una entrevista póstuma a Octavio Alberola.
32 páginas a todo color. No te quedes sin tu ejemplar.
Entrevistamos a las compañeras en huelga de la Sección de CNT en la empresa Can Mansana.
El mejor ejemplo de la utilidad de la Caja de Resistencia de la CNT lo ponen sus militantes. Las compañeras de la sección de CNT en la empresa Can Mansana, una empresa de arqueología en Cataluña, cumplirán este 13 de septiembre de 2025 un mes de huelga. Casi una semana después, el pasado 19 de septiembre tuvieron la primera reunión con la empresa y las compañeras resisten centradas en su lucha gracias a que tienen a todo un sindicato apoyando detrás.
En la sección de CNT en Can Mansana no se cuentan sólo las días de huelga, las horas de piquete ni los comunicados, sino los días que pasan sin que nadie de la dirección descuelgue un teléfono. “Llevamos casi un mes y la empresa está en cerrazón”, dice una compañera, “están dispuestos a negociar todo excepto al tema de los fijos discontinuos «.
No es nuevo. “Llevamos más de un año intentando negociar ciertos aspectos: la categoría, el IPC que no se actualiza y otros aspectos laborales”. Mientras tanto, la empresa decidió que la mejor forma de solventar el aumento de la carga de trabajo primero con un ERE que afectó a 30 trabajadores, después contratos temporales como quien pone parches en un neumático gastado. “Cada nueva persona que entraba era con fijo discontinuo. Y dijimos ojo, porque esto va a ser la dinámica” resalta la compañera.
Los cuatro puntos de la huelga son muy sencillos de cumplir: estabilidad laboral en contra de los contratos de fijo discontinuo, respeto a la categoría profesional, cumplimiento de la subida IPC por convenio y unas condiciones mínimas de seguridad en un trabajo, apenas hay cascos o andamios ni revisiones médicas ni cursos de prevención. “Es un trabajo peligroso”, subraya.
Aquí entra en juego la Caja de Resistencia, ese invento sindical que es una mezcla de salvavidas y botiquín. “Es un soporte increíble. Lo más duro de una huelga es llegar a fin de mes, pagar el alquiler, el supermercado. El mayor freno es no poder sostenerse”. La Caja es como un colchón que evita el golpe seco contra el suelo. “Sin ella, a las dos semanas la gente entraría en pánico. Así podemos centrarnos en la huelga, en los piquetes, sin miedo”.
La militante lo cuenta sin grandilocuencia, con la calma de quien lleva semanas de pulso. El consejo, dice, es prepararlo todo con tiempo. No hay épica en su voz, hay cansancio y hay cálculo: “La empresa juega a esperar a que cedamos. Pero cuando ven que aguantamos, son ellos los que empiezan a preocuparse”. La primera reunión ha sido lo esperado y con la preocupación por parte de la empresa de mostrar cualquier debilidad: «Nos han pedido que lo recapacitemos y que les demos una vuelta, pero creo que están más más preocupados de lo que dejan dejan entrever en este momento«.
En la CNT sabemos que una huelga no se mide sólo en números, sino en resistencia: pese a que las empresas pasen semanas sin respuesta, ni querer negociar con los trabajadores, al otro lado hay un sindicato dispuesto a todo y con la capacidad de aguantar el pulso hasta el final.