ANARCOFEMINISMO, CONTRA TODO PODER

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La inserción de mujeres en puestos jerárquicos y de poder no cambiará nuestra situación, tampoco lo hizo que otros hombres los alcanzaran. No busco subvenciones ni el paternalismo estatal, no busco ministerios ni leyes, ni policías que nos acompañen a casa. Quiero emanciparme de la explotación y la esclavitud pero no a costa de otras, por eso aspiro a la abolición de toda jerarquía y organismo de poder, a la consiguiente liberación de todos los cuerpos. No creo en las instituciones, y por lo tanto desconfío de todo feminismo que sí se ampare en ellas, que no sea más que sedimento de las estructuras patriarcales que aquí se pretenden derrocar. Critico a ese feminismo parido por el Estado patriarcal y capitalista que se apropia de nuestras luchas y se sirve de ellas para seguir perpetuándose. Y no nos confundamos, la igualdad institucional entre hombres y mujeres no significará una igualdad real, pues vivimos en un mundo vertical  que se erige desde la explotación de unos seres sobre otros. No quiero paridad en el parlamento ni en los gobiernos, rodeada de hombres y mujeres opresoras. 

Todo feminismo que solo contemple la abolición del patriarcado en su lucha será un movimiento utilitario para el poder. No quiero luces violetas ni pancartas del Estado en fechas señaladas, no quiero manifiestos en el Ayuntamiento, no quiero dinero, ni lamentos paternales, tampoco la falsa sororidad desde los sillones de la autoridad. No quiero un feminismo que reniega de las diferencias, que nos pretende aglutinar en un movimiento homogéneo e irreal. No quiero manifestaciones con logos y consignas de partidos políticos. No quiero un feminismo que no tenga como objetivo destruir todo poder, que no busque ver caer al Estado y al capital. Quiero anarcofeminismo combativo, contra el patrón, contra el Estado y el capital. Porque otro mundo es posible.

-Clara Silvestre, militante de CNT Elx

 

FEDERICA MONTSENY TOMA LA PALABRA EN EL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

TV3, À punt e IB3 estrenan el 8-M una película sobre la luchadora feminista y anarquista

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El 8 de marzo, las tres televisiones públicas en lengua catalana, TV3, À punt, de la Comunidad Valenciana, e IB3, de las Baleares, a las 22:05, hora punta, emitirán la película Frederica Montseny, la dona que parla. Se trata de una ficción basada en la vida de este personaje feminista, anarquista y luchadora, “muy poco visibilizada en la historia”, en palabras de Miriam Porté, productora de Distinto Films. “Un personaje injustamente controvertido por una historia tradicionalmente hecha a través de miradas masculinas”, añadió la productora este lunes, en la presentación de la película. Màrcia Cisteró da vida a la protagonista y Emilio Gutiérrez Caba a Largo Caballero, presidente del Gobierno de la Segunda República.

‘La dona que parla’ es la historia del conflicto interno de una mujer valiente e idealista que se tendrá que cuestionar a sí misma para convertirse en poderosa y pragmática. Con la película se pretende rendir homenaje a una mujer en verdad extraordinaria con unas convicciones muy actuales, como un puente entre su figura y el presente para recordar que “nunca se tiene que dejar de luchar por lo que uno cree justo”.

La producción es de Distinto Films, en coproducción con Televisió de Catalunya y Voramar Films, con la participación de À Punt Mèdia, el apoyo de Creative Europe Mediar Programme of the European Union y la colaboración del Institut Valencià de Cultura (IVC) y la Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. El guion es de Rafa Russo, Mireia Llinàs , con dirección a cargo de Laura Mañá y producción de Miriam Porté y Pedro Pastor.

El reparto está encabezado por Màrcia Cisteró. A su lado, Emilio Gutiérrez Caba, y los actores valencianos Fran Nortes, Candela Moreno, Vicente Genovés, Jaime Linares, Sergi Torrecilla o Isabel Rocatti.

Por la entidad de la protagonista del film, la olvidada y notable personalidad y trayectoria de sus padres (Taresa Mañé y Juan Montseny, propulsores de la Revista Blanca y notables activistas libertarios), la azarosa época en que vivió y el conflicto que la hizo aceptar un cargo ministerial en contra de sus ideas, así como por los riesgos y peligros que soportó durante su exilio en la Francia ocupada por los nazis, es mucho el compromiso que asume la directora Laura Mañá con este film, pero también el gusto por rescatar una descollante figura de mujer, comprometida con la lucha de la emancipación social.

“Es importante que la gente sepa quiénes han sido Clara Campoamor, Concepción Arenal o Frederica Montseny: es de justicia”, dijo la directora, responsable junto con el mismo equipo también de películas como Clara Campoamor, la mujer olvidada (2011) y de Concepción Arenal, la visitadora de cárceles</CF> (2012). El veterano Emilio Gutiérrez Caba reconoció que está encantado de participar en este proyecto y valoró también “la importancia de recuperar a esta figura para los jóvenes”.

Màrcia Cisteró, una actriz más que acreditada en el teatro pero menos conocida en las pantallas, se siente orgullosa de representar a Frederica Montseny: “No he pretendido imitar al personaje, de hecho, tampoco tenemos tantas imágenes, por eso me he leído su tratado sobre la anarquía, su autobiografía [la novela La indomable], otras novelas, todo lo que he podido ir cazando de ella para atrapar su compromiso y dejarlo fluir en el rodaje”.

La producción, de la que Porté destaca la participación de mujeres también en cargos técnicos, tradicionalmente ocupados por hombres, se debía haber estrenado en mayo de 2020 pero la pandemia lo hizo imposible. Se rodó en octubre y se ha corrido para llegar a tiempo de estrenarlo en una fecha simbólica como el 8 de marzo.

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NUESTRA MEJOR DEFENSA: FEMINISMO DE CLASE, SINDICALISTA Y COMBATIVO

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Este año hemos vivido una situación excepcional que nos ha permitido, en mayor o menor medida, contemplar los estragos de una sociedad cuyas prioridades están basadas en el capitalismo: el beneficio económico, la actividad frenética imparable y el consumo desmedido. Hemos contemplado atónitas como, una vez más, se priorizaba la economía a la vida. Lo cual supone, como todas sabemos, perder vidas humanas a cambio de salvar la temporada de verano o la de Navidad. No podemos olvidar que las nefastas consecuencias por causa de la COVID-19 han recaído especialmente sobre las mujeres trabajadoras, quienes hemos sido imprescindibles en la lucha contra la pandemia desde los sectores esenciales (limpieza, alimentación, sociosanitario, enseñanza, etc.). De nuevo, las mujeres trabajadoras hemos tenido que lidiar con los problemas de la conciliación. Esta vez, con una dificultad añadida: el teletrabajo.

Ante la evidente necesidad de proteger a las personas y de poner en valor los cuidados, desde la Confederación Nacional del Trabajo, en este 8 de Marzo nosotras reivindicamos el feminismo de clase, sindicalista y combativo, como nuestra mejor defensa. Un feminismo que transforme la vida desde la raíz y que ahonde en las claves para la consecución de una sociedad orientada al cuidado de la vida y a ponerla en el centro. Un feminismo que encuentre en el sindicato una herramienta eficaz para recuperar nuestras vidas, para protegerlas y para dignificarlas. Para conciliar vida y trabajo y para disponer de NUESTRO tiempo y priorizar lo importante.

Porque es en el sindicato donde, día a día, conquistamos nuestros derechos y ganamos terreno a la explotación y a la precariedad; a las horas extras obligadas y no remuneradas, a las jornadas interminables, a los cambios de horario que nos incapacitan para tener vida más allá del trabajo, a la discriminación y los abusos, a los despidos… En definitiva, a la falta de control sobre nuestro sustento y nuestras vidas.

Es en el sindicalismo combativo, donde recuperamos lo que es nuestro y trabajamos juntas para doblegar esa carga que suponen —especialmente a las mujeres— las dobles y triples jornadas con las que lidiamos a diario: en el trabajo, en la casa, durante la maternidad… Un sindicalismo desde el que luchamos para que estas cargas sean realmente repartidas y la responsabilidad sea compartida, para tener garantías y cuidados cubiertos para toda persona dependiente y para lograr conciliaciones que no supongan expulsar a las mujeres del trabajo.

Un sindicalismo útil y eficaz, un espacio de aprendizaje y de revisión, donde nosotras recordamos a las que nos precedieron y desde donde luchamos a diario por erradicar la violencia contra las mujeres, creando redes de apoyo reales que incidan sobre la vida de cada mujer y la mejoren a través de la defensa de nuestros derechos. Donde involucramos a todas las personas que conforman el sindicato para construir esa sociedad más justa que nos sostenga como personas y priorice la vida ante todo.

Por todo ello, es importante recordar que este 8 de Marzo, al igual que todos los días del año, es en el sindicalismo combativo, en CNT, el lugar donde podemos luchar desde un feminismo de clase, continuado y sostenido en el tiempo. Es por ello que nosotras debemos seguir aprendiendo, militando y siendo ejemplo en nuestros sindicatos: formando a otras mujeres, animando a más compañeras a formar parte del cambio, siendo todas partícipes y reconociendo nuestra capacidad.

Por un feminismo de clase, sindicalista y combativo, y por nosotras en CNT:

¡Viva el 8 de marzo y la lucha de las trabajadoras!